Mi trabajo es de carácter puramente experimental, tanto técnica como vivencialmente. La imagen es el lenguaje a través del cual me comunico con el mundo, lo encuentro un lenguaje trascendente frente a la intrascendencia del habla cotidiana.

Creo historias oníricas que hablan de lo que veo y siento en el mundo de forma que me ayudan a comprenderlo. Confío en la espontaneidad, me suelto libre al encuentro, del espacio, de las personas, del momento, y es allí donde surgen las ideas, en el instante mismo de realización. Por más que intente controlar la creación ésta es libre, cargada de un bagaje cultural incontrolable.

Desde mis comienzos con la fotografía en el año 1990 siempre sentí este arte como una forma de vida, como un lenguaje de expresión y no de representación. Es una herramienta que me acompaña como excusa para estudiar el mundo que me rodea, para aprender.

Mi formación proviene de la imagen en movimiento, emparentada a la fotografía en esencia pero muy diferente en su forma, de ahí que mis trabajos de video difieran de mis fotografías. En la fotografía congelo largos momentos y acciones, mientras que el video lo utilizo para extender cortos instantes.

El movimiento es un elemento muy recurrente en mi obra. El movimiento como representación del tiempo. En el comienzo la representación del movimiento fue literal, movimiento de cámara, movimiento del sujeto, o ambos en simultáneo; hasta que descubrí que la luz (también movimiento) con su velocidad puede fijar el instante, al menos en la fotografía. El trabajo de estudio e investigación me ayudó a comprender la iluminación para luego aplicarla al espacio abierto, a la naturaleza (más movimiento). Esto me abrió nuevas posibilidades para lograr sintetizar todo mi trabajo anterior en uno solo. Mientras antes llevaba varias líneas de trabajo simultáneas, actualmente me siento a gusto en una forma que reúne ingredientes de todas las anteriores, conservando los contenidos.
Historias del movimiento, del presente, el pasado y el futuro combinados en una imagen. Historias que narran lo único que puedo conocer en directo, mi experiencia. Después de haber viajado por el mundo lo suficiente como para perderme a mi mismo, para deshacerme de mi ego, llego a la conclusión de que los individuos no somos tan distintos, que más allá de las culturas, las fronteras y las distancias, en el fondo, todos queremos lo mismo: amor. Esta es mi Historia.

Diego Alonso, Madrid, Mayo 2009.